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El camino es el método
Ingrid Gálvez
Defensora de los Derechos Sexuales y Reproductivos
Ante la realidad de la educación de hoy en el país, es alentador que las y los educadores y docentes identifiquen la necesidad de la formación docente, al detenerse y plantearse las cuestionantes sobre ¿Cuál debería ser el rol de las y los educadores en la comunidad educativa? ¿Por qué te dedicas a la educación? Las respuestas requieren del análisis. En principio de la realidad comunitaria, sobre profundizar en las características e identidades de adolescentes y jóvenes, dejando atrás los prejuicios; Identificar los principales retos en la labor educativa que van más allá de las necesidades dentro del centro educativo, reconocer las carencias institucionales y personales ante la dinámica social y educativa. Las respuestas deben pasar en principio por quienes desde los temores y experiencia, se enfrenten día a día con la realidad de los miles de adolescentes y jóvenes en los centros educativos.
Pero de nada serviría tal reflexión si no se matizan las características de esos retos, en donde indudablemente están los relacionados con la Sexualidad y la urgente necesidad de actuar para la implementación de la educación integral en sexualidad; identificando incluso, a los actores claves y las barreras que impiden su avance. Señalar los vacíos en donde los y las estudiantes piden respuestas sobre la sexualidad y cómo vivirla sin riesgos, requiere del compromiso por acercarse a los adolescentes y jóvenes, reconociendo su diversidad y su autonomía.
Esto fue precisamente lo que hicieron más de 150 docentes de educación extraescolar de varios departamentos en coordinación de la dirección de educación extraescolar. Fueron quienes se asomaron a estas reflexiones en donde la autocrítica y el debate, lograron motivar al compromiso. El propósito fue reconocer y descubrir que la sexualidad es mucho más que lo biológico y genital, que precisamente se trata de acercarnos con lo que somos, lo que deseamos y lo que sentimos. Hacer, sentir y pensar como un verdadero reto para construir una forma nueva de relacionarnos.
El miedo a no tener esas respuestas sumado al temor a equivocarse, es el factor común de muchas sesiones y es justo por esta razón que se hace urgente la formación docente permanente, continua y completa. La respuesta de quienes se enfrentan directamente con situaciones de violencia sexual contraria a lo que se piensa o se quiere hacer creer, es que sí están dispuestos y dispuestas a iniciar el camino por desaprender, elevar el conocimiento, sumar a las habilidades y actualizarse.
“El camino es el método. La educación posible no reconoce poderes superiores, sino tan sólo sensibilidades diferentes. Supone una nueva forma de hacer, sentir y pensar. Un método que se abra a la experiencia y se haga y rehaga con la experiencia.” (V. Muños, El mar entre la niebla, p.43)